cuando los doctores le tienen miedo al Yoga Facial

Hace unos días vi un post de una doctora asegurando que no recomienda el face yoga porque “arruga más la piel” o “no sirve”.

Y mi primera reacción fue: ¿en serio seguimos en esto?

¿Cómo pueden seguir existiendo profesionales de la estética que niegan los beneficios de prácticas no invasivas?

La respuesta me llega rápido:

les da miedo lo que no conocen.

Y peor aún: no saben lo que no saben.

Lo irónico es que algunos de mis mejores maestros en este camino sí son doctores, entrenados en medicina tradicional, pero con una curiosidad genuina por entender nuevas prácticas.

Ellos investigan, prueban y, sobre todo, no descalifican lo que no comprenden.

Porque lo fácil es recetar lo de siempre: bótox, rellenos, láser.

Lo difícil es aceptar que el cuerpo —incluso el rostro— tiene un sistema muscular y linfático que puede entrenarse, tonificarse y rejuvenecerse sin agujas.

La industria estética tradicional ha construido una relación de codependencia: te inyectas, te “retocas”, repites.

Y claro, mientras más lo haces, más lo necesitas.

Yo no te pido que me creas a mí ni a FACER.

Te pido que cuestiones la información que consumes y decidas qué quieres hacer con tu cara, con tu cuerpo, con tu poder.

Explora. Investiga. Prueba.

Total, si no te funciona, siempre puedes inyectarte lo que quieras cualquier día de la semana.

Pero si te funciona —si descubres que el rostro también puede entrenarse—, entonces habrás recuperado algo que ningún procedimiento puede darte:

tu propio poder.

 

BRT